lunes, 4 de junio de 2012

El excesivo consumo de alcohol en los adolescentes conspira contra el desarrollo de una masa ósea óptima


El consumo excesivo de bebidas alcohólicas durante el fin de semana, tan común hoy entre los adolescentes, tiene un efecto que va más allá de la resaca de la mañana siguiente”. 
         
“Algunos estudios han mostrado que altos niveles de alcohol tan sólo un par de días a la semana pueden comprometer en el futuro la salud de los huesos”.  
         
“Al consumir alcohol en exceso, en esta etapa de crecimiento, el adolescente no va a formar todo el hueso que podría formar y va a llegar a la adultez con una menor masa ósea. Por lo tanto, cuando experimente una pérdida de hueso por cualquier causa, estará en mayor riesgo de desarrollar osteoporosis”, dijo  el doctor José Zanchetta, director científico de la Fundación Internacional de la Osteoporosis (IOF, según sus siglas en inglés) para América latina. 
         
“Si bien la osteoporosis (que es la disminución de la densidad y calidad de los huesos que predispone a sufrir fracturas) suele manifestarse pasada la quinta década de la vida, hábitos como el consumo abusivo de alcohol o trastornos alimentarios, como la anorexia, durante la adolescencia predisponen a que esta enfermedad se presente más temprano, ante cualquier pérdida (natural o patológica) de masa ósea”. 
         
“Beber en exceso, aunque sea sólo dos veces por semana, tiene un efecto nocivo directo sobre el hueso”, comentó la licenciada Silvia Seccia, nutricionista del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM).  
         
“Hay un estudio español que mostró que las adolescentes que bebían alcohol en grandes cantidades durante el fin de semana llegaban a los 20 años con un 10% menos de calidad de hueso”, agregó Zanchetta. 
         
¿Cómo el alcohol interfiere con la formación del hueso? “El consumo agudo de alcohol inhibe a los osteoblastos, que son las células formadoras del hueso”, respondió el especialista.  
         
¿Cuánto alcohol es mucho para el hueso? “Cuarenta gramos es la dosis tóxica"”, respondió Seccia, lo que equivale a unos 150 centímetros cúbicos de bebidas blancas, como el tequila o el vodka, o igual cantidad de Fernet. 
         
“Vale recordar que, según las estadísticas del Observatorio de Adicciones del Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad de Buenos Aires, uno de cada cuatro porteños reconoce tomar en exceso durante el fin de semana. Los que más abusan son los jóvenes, afirma el Observatorio”. 
         
“A la ingesta desmedida de tragos con alta graduación alcohólica los fines de semana"”, señala la licenciada Seccia, hay que sumar otras conductas o circunstancias no menos perniciosas para la salud ósea, como “las dietas inadecuadas que conducen a desórdenes alimentarios, y el reemplazo de lácteos  en desayunos o meriendas por gaseosas o bebidas energizantes”. 
         
“Trastornos alimentarios como la anorexia  pueden llevar a que las adolescentes dejen de menstruar”, dijo el doctor Zanchetta, lo que lleva a su vez al descenso en la producción de estrógenos, hormonas que son fundamentales para el crecimiento en “Elongitud de los huesos. El ancho final de los huesos, por su parte, depende en gran medida de la práctica de actividad física. 
         
“En suma: evitar el consumo excesivo de alcohol, realizar actividad física en forma regular y llevar una alimentación saludable, que garantice una adecuada ingesta de calcio, son tres factores clave para que culmine la adolescencia con huesos tan fuertes como está previsto en nuestros genes”. 
         
“Vale recordar que la ingesta recomendada de calcio entre los 9 y los 18 años es de 1300 miligramos, lo que se obtiene, por ejemplo, con cuatro vasos de leche entera o dos yogures y medio enriquecidos con calcio”. 
         
Los excesos de la juventud son letras giradas contra la vejez pagaderas con intereses bien caros a treinta años fecha. Sin Educación Fundamental la juventud resulta una embriaguez perpetua: es la fiebre de error, el licor y la pasión animal. Todo lo que el hombre ha de ser en su vida se encuentra en estado potencial durante los primeros treinta años de existencia. 

De todas las grandes acciones humanas de que tengamos conocimiento, tanto en épocas anteriores como en la nuestra, la mayor parte de ellas han sido iniciadas antes de los treinta años. 

El hombre que ha llegado a los treinta años se siente a veces como si saliera de una gran batalla en que ha visto caer a multitud de compañeros uno tras otro. A los treinta años los varones y las mujeres han perdido ya toda su vivacidad y su entusiasmo y si fracasan en sus primeras empresas, se llenan de pesimismo y abandonan la partida. 

Las ilusiones de la madurez suceden a las ilusiones de la juventud. Sin Educación Fundamental la herencia de la vejez suele ser la desesperación. La Juventud es fugaz. La belleza es el esplendor de la juventud, pero es ilusoria, no dura. 

La Juventud tiene el Genio vivo y el Juicio débil. Raros en la vida son los jóvenes de Juicio fuerte y Genio vivo. 
         
Sin Educación Fundamental los jóvenes resultan pasionales, borrachos, bribones, mordaces, concupiscentes, lujuriosos, glotones, codiciosos, envidiosos, celosos, matones, ladrones, orgullosos, perezosos, etc. 
         
Los Viejos cometen el error de explotar a los jóvenes y conducirlos a la guerra. La gente joven puede transformarse y transformar el Mundo si se orienta por la senda de la Educación Fundamental. 
         
En la juventud estamos llenos de ilusiones que sólo nos conducen al desencanto. El “Yo” aprovecha el fuego de la juventud para robustecer y hacerse poderoso. El “Yo” quiere satisfacciones pasionales a cualquier precio, aun cuando la vejez sea totalmente desastrosa. A la gente joven sólo le interesa entregarse en brazos de la fornicación, el vino, y los placeres de toda especie. 
         
No quieren darse cuenta los jóvenes de que ser esclavos del placer es propio de meretrices pero no de los Hombres verdaderos. Ningún placer dura lo suficiente. La sed de placeres es la dolencia que más despreciables hace a los “Animales Intelectuales”. 

El gran poeta de habla española Jorge Manrique, dijo: “Cuán presto se va el placer, como después de acordado, da dolor, como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor”. 
         
Aristóteles, hablando sobre el placer dijo: “Cuando se trata de juzgar el placer, los hombres no somos jueces imparciales”. 


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